jueves, 31 de enero de 2008

La Sensación Térmica es la quinta esencia de la porteñidad

Eshos no pueden cagarse de calor o frío como cualquier mortal, eshos tienen que magnificar eso, y para ello inventan mierdas que, lamentablemente, luego exportan via TN, Infobae, o Radio Continental.

En Mendoza, Usuahia o Catamarca la tele informa los grados de temperatura y siempre ha sido así y siempre lo será.

Eshos empesaron agregándole la humedad, solo para sufrir mas, y luego en la apoteosis de la porteñidad, la Sensación Térmica, que es un índice porteño que intenta medir, cuanto mas frío o calor sufren eshos que el resto.

Esta manía por sufrir y reflejarlo se ve claramente en el tango. No les alcanza ser cornudos, no les alcanza ser indignos, no les alcanza llorar, eshos lo tienen que cantar.

También observamos el fenómeno que inventa, en todas y cada una de las distintas "oleadas" de nuevos delitos la TV de eshos. En todo el mundo hay carteristas en motos, pero eshos tienen "motochorros" y basta que un pendejo en moto le choree la cartera a una vieja descuidada, para que salga en todos los medios como una plaga propia de Bs. As, como si en Roma, Posadas o Kinshasha no hubiese ladronzuelos en moto.

Esto mismo eshos antes lo hicieron con los "Secuestros Express" (Notesé que al igual que con la Sensación Térmica o los Motochorros, eshos tienen la tendencia a bautizar de modo distinto, a fenómenos similares a los nuestros).

Buenos Aires es la única ciudad en la que sus habitantes te retan por tomarte un taxi en el Aeropuerto y no haber llamado un "Teletaxi". En todos los aeropuertos del mundo los taxistas son abusones, pero para eshos, los de Bs. As. no solo te pasean unas cuadras de mas; los de eshos te roban, te mean, te violan.

Hace unos años eshos también inventaron el "Riesgo País", que era un índice de cuan hundidos en la mierda estábamos. No les alcanzaba ver familias comiendo sobras en los Mc Donalds, o ver desnutridos en Tucumán o ver miles de compatriotas huir de la Argentina casi con lo puesto. Eshos tenían que mostrar que estábamos peor que los otros, entonces inventaron la mierda esa, (ya olvidada) del "Riesgo País", para poder compararse con Nigeria.

Estimados lectores, hoy en Mendoza va a hacer un calor de cagarse, en Paraná va a llover como la gran puta, en Trelew va a hacer un ófri de aquellos, pero eshos van a sufrir mas: -"Porque lo que mata es la humedá vishte, o no ves la sensación térmica vos."

jueves, 17 de enero de 2008

Mi lugar en el mundo


Mi lugar en el mundo se llama Claromecó, es un pueblo chico en la costa sur de la Provincia de Buenos Aires, es muy parecido a otros pueblos, hasta en eso de creerse distintos, como diría Borges.

Todos los pueblos tiene su héroe u hombre destacado, Claromecó también lo tiene, se llamó Christian Madsen y no hizo nada.

Durante la vida que se le conoce, este hombre, pescó, tomó ginebra y nunca molestó a nadie.

Gente que idolatra, le escribe poemas, le canta canciones y le hace monumentos a un hombre que solo pescó y bebió, es gente que me cae bien de entrada y que merece ser mirada en detalle.

La historia de Christian, me la narró por primera vez hará cinco años, Carlitos Avila, en su negocio, mientras compartíamos unos mates y charlábamos de pesca, Carlitos tenía el original de la foto que ilustra este texto debajo del vidrio del mostrador. – “Esa cara dice algo" le dije; Carlitos se sentó, chupó el mate y me refirió mas o menos la siguiente historia:

"Christian era dinamarqués, anarquista, la leyenda dice que participó en la “Patagonia rebelde” en los veinte, allá por el año treinta fue encarcelado y mandado a la cárcel de Ushuaia.

Mientras iba en el barco, una noche en un descuido se lanzó al agua, nadó treinta kilómetros y llegó a la costa del pueblo, (en ese entonces cuatro chalecitos de fin de semana de gente pudiente de la zona), se armó un ranchito con cuatro chapas en la playa a unos diez kilómetros del pueblo, hacia el oeste cruzando el arroyo.

Vivió ahí más de treinta años, compartía el rancho con unos perros muy buenos cazadores de liebres y con Lola, una yegua que tiraba de su carro.

Christian era un hombre muy culto, su rancho estaba repleto de libros en distintos idiomas que fué juntando de a poco.

Fue el mejor pescador que se ha visto nunca en la zona, valiente al punto de armarse el solo una tarima mar adentro a la que subía con la marea baja, para quedarse a esperar el repunte y pescar desde ahí sobre las piedras, y volverse cuando volvía la bajante, luego limpiaba el pescado, cuereaba las liebres, cargaba todo en el carro y se iba al pueblo, vendía lo que traía compraba algo de yerba, un poco de tabaco, algo de galleta y el resto se lo tomaba, cuando tambaleaba, subía al carro y Lola lo llevaba a su ranchito. Hay quien dice que compraba también caramelos y los repartía entre los pibes.


Eso es todo, así durante treinta años."

Escarbando en todo esto, trato de entender porqué una sociedad elige idolatrar a un hombre, que en casi cualquier lugar del mundo, hubiese sido tratado como un linyera y muy probablemente encarcelado por la policía local, para hacer méritos con algún comisario de la ciudad. En Claromecó nadie lo denunció, nadie lo juzgó, nadie lo molestó.

Hoy en el lugar donde estuvo el rancho hay un monumento, he sabido ir a solo a pescar alguna corvina a esas piedras como homenaje a ese hombre que murió antes que yo naciera.

Cuando en el mundo de los “open minds” , se pondera la tolerancia y se la ejerce “pour la gallerie”, los Claromequenses la encarnaron, medio siglo antes de que se la bastardeara como una suerte de pose políticamente correcta.

Señores de otros pueblos, quédense Uds. con sus ídolos guerreros, constructores o vacunadores, déjenme a mi -claromequense en el exilio-, con mi héroe que no hizo nada, solo pescó y tomó ginebra.


PD: Eduardo Calcagno filmó “El salto de Christian” hace un par de años en Claromecó. Eduardo Galeano, al parecer escribió un poema “Homenaje al hombre que no conocí”, también en el pueblo. Y miles de poemas dan vueltas por la zona esperando los acordes que le faltan para ser cantados en fogones en las dunas.

miércoles, 16 de enero de 2008

HABÍA UNA VEZ


Las mejores vacaciones del mundo son aquellas en las que uno puede pescar, comer asados, leer y escribir. En estás vacaciones que estamos abandonando hoy, mi pequeña, pudo hacer todo eso.

La semilla plantada oportunamente, va germinando.


El cuento no tiene nombre.

HABÍA UNA VEZ
UN DINOSAURIO TAN TEROTAN GÜENO
QUE PELIO CONRTA UN DINOSAURIO
MUIMALO PEROMUIMALO
QUE RELLO QUE LOABÍA MATADO
PERO CCACI ENTONCES AL MALO
CELE CALLO UN ARBOL EN CIMA
Y COLORIN COLORADO ESTE CUEN
TO CEACABADO"

(Aída, Verano del 2008 en Claromecó)