viernes, 18 de abril de 2008

La Señorita

Viene de acá

A los dieciséis no aguantó mas la quietud y eso que tenía adentro la hizo abandonar el pueblo.

Empacó sus pocas cosas, se despidió de la familia y puso proa a Mar del Plata, una tía lejana sería su refugio en la ciudad.

Mar del Plata en esos años empezaba a dejar de ser el balneario de ricos para transformarse en la meca de esa clase media obrera que estaba gestando el peronismo. Era una ciudad peleando entre un presente incierto y un futuro promisorio aunque peligroso, paralelamente Carmencita vivía esa pelea adentro suyo.

Al poco de llegar se dió cuenta que todo iba a ser difícil, la tía la ubicó rápidamente en el rol de cenicienta que le tenía reservado, era la empleada doméstica de la familia, no la sobrina que venía del campo. No había retorno, sufrió una y otra humillación con resignación hasta que un día una lucecita se empezó a ver al final del túnel, Griselda su hermana, se casaba y se venía a la ciudad, por lo menos iba a tener alguien para tomar mate.

Griselda ni bien llegó y tomó esos mates, se la llevó a su casa, en realidad casa es una exageración para esa casilla de madera, pero era un hogar.

Carlitos, un gaucho de Coronel Dorrego recién llegado a la ciudad y recién casado adoptó a Carmencita como a una hermana menor, y la quiso y la respetó como solo la gente de campo adentro sabe hacerlo. Cuenta la leyenda que supo trompearse en el barrio con algún piropeador excedido y que cuando Carmencita llegaba de bailar, el se levantaba a matear con ella, mitad porque lo hacía reir en la mateada y mitad, para asegurarse que andaba por buen camino; cuenta Carmencita que el día que ella se fué de la casa, Carlitos y Griselda la despidieron con un "cuidate" y que al cerrar la puerta, el llanto de Carlitos la acompañó hasta la iglesia y que aun hoy la acompaña.

El día del llanto de Carlitos, fué el día mas feliz de la vida de Carmencita. Atrás quedaba el pueblo, mucho sufrimiento. Ese 26 de Mayo de 1967 Carmencita era una empleada de "Tiendas Hidalgo & Solá", que comenzaba a fundar una familia.

Hugo era un porteño canchero, hijo de italianos, muy buen bailarín de tango, mujeriego, buen pianista de oído y con aires de niño bien. Su familia había dejado su Mataderos natal con rumbo a Mar del Plata para salvarle la vida. Hugo no hacía distingos de estados civiles a la hora de apuntar polleras. Un marido calabrés, celoso, armado y con un pasado muy próximo a la ndrangheta, y una esposa tetona y bien dispuesta, hicieron que la familia debiera huir a Mar del Plata.

Allí pusieron un hotelito, entonces Huguito se dedicó a mostrar sus habilidades adquiridas en los salones de Buenos Aires, en los clubes de Mar del Plata.

En un baile en Kimberley donde tocaba Pugliese, se conocieron. A Camencita le pareció un atrevido muy simpático porque de entrada la tuteó. Siguieron otros bailes, el primer beso, el exámen de Carlitos y Griselda, los escones con harina y agua, la camioneta que tenía la puerta rota, el descubrimiento mutuo de dos culturas casi antagónicas; él de la gran ciudad, con una familia completa, (mamá, papá y hermana), ella del campo, con los retazos de familia que pudo salvar.

A el sus amigos y familiares le decían "estás loco, no tiene nada que ver con vos, al poco tiempo la vas a querer matar, ¡es una campesina y vos venís de Buenos Aires!". A ella sus amigas y familiares le decían ""estás loca, no tiene nada que ver con vos, al poco tiempo lo vas a querer matar, ¡es un pueblero y vos venís de Dionisia!"

Ese 26 de Mayo se casaron y fueron a vivir a esa casita de San Martín y Ciento ochenta que tanto les había costado construir de novios y que todavía no estaba terminada.

Allí fueron naciendo los hijos año a año; Huguito dejó los bailes y aprendió albañilería, plomería, en los ratos que le quedaban libres entre dos trabajos, para poder terminar la casita; Carmencita dejó su empleo para dedicarse a ser Mamá, meses pasaba sin ir al centro, la vida era esperar a su marido que vuelva del trabajo, jugar con sus tres hijos y dar gracias porque había logrado lo que salió a buscar a los dieciseis años, la felicidad.


Continuará

viernes, 4 de abril de 2008

¡Que progresía de mierda!



Sabido es por quienes leen este blog, que lejos estoy de considerarme "progre", adscribo al conservadurismo, al liberalismo, al capitalismo salvaje, a la puta oligarquía, al Consenso de Washington, al los 90's, a la derecha, a Satanás o al 4-3-3, a cualquier cosa, menos al "progresismo".

Siempre respeté a los "progres" como unos adversarios de fuste. Los recuerdo cultos y alegres en los 80's, combativos y tolerantes en los 90's, democráticos siempre. Pero bastó que sean gobierno para que todo se desvanezca, para que muestren su verdadera cara, Quintín los definió ocurrentemente como fachosprogresistas y creo le asiste razón. Quintín, escribió antes del episodio que hoy me hace escribir y que destrozó la imagen que tenía de la progresía.

María Estela Fernandez de Kirchner, hoy presidenta y lider natural de la progresía, se enojó por una caricatura. La misma la realizó el mejor dibujante de la prensa argentina y de paises y continentes aledaños, el Sr. Hermeregildo Sabat "El Amo del Retrato, Maestro de las anilinas y Señor de las manchas de Colores", al decir de Podeti.

La señora Cristina Fernandez de Timerman tildó el dibujo como "un mensaje cuasi mafioso", (no dejar de leer al insoportable de Caparrós con respecto al cuasi) y casi ningún progre salió a defender a Sabat.

Se me ocurre imaginar algo a la inversa, que un Pati, un Blumberg u otro personaje de la derecha argentina, diga lo mismo sobre un artista. Me juego mi osito de peluche a que en 24 hs, tenemos una plaza llena de progres gritando "Todos somos dibujantes", calcomanías diciendo "No se olviden del Menchi" y horas de pelotudos abogando por la libertad de prensa parafraseando eso de "Vinieron por los dibujantes, como yo no era dibujante no me importó...".

Pero no sucedió nada de eso, unas tibias señales de apoyo es todo lo que recibió Sabat. Señores de la progresía ¿Donde están?. Vaya paradoja en la que entraron; ustedes con patoteros como D'Elía y Moyano y nosotros defendiendo a un artista.

Prendan la tele a ver que corte de pelo tiene hoy ella, vean si le combina la cartera con los zapatos, que mientras tanto desde acá, nos echaremos al hombro la defensa de la democracia, la libertad y la república.

jueves, 3 de abril de 2008

26 años después.


(Martes 1° de abril de 2008, salida del turno mañana de la Escuela Manuel Belgrano, Mendoza.)



- Hola hijita.
- Hola papi.
- ¿Porque tenés esa carita?
- Es que, papi, vino un Señor a la escuela que peleó en las Islas Malvinas, nos mostró un mapa con las islitas y nos contó que hay señores que no volvieron, que se quedaron allá para siempre, porque se murieron peleando y los enterraron allá. ¿Sabés que, papi?, cuando le dió un premio al abanderado de la escuela, lo abrazó y se puso a llorar. Yo y otros chicos también lloramos. ¿Sabés porque lloré yo?
- No hijita, contame.
- Porque ese Señor, era como vos.
- Abrazame fuerte hijita, abrazame fuerte.