Carmencita nació el 9 de enero de 1939 en las afueras de un pueblito perdido en la Provincia de Buenos Aires, podemos decir que nació en el interior, del interior del interior.
Fue la tercer hija de Gerónimo y Victorina.
Gerónimo era domador de potros, borracho, peleador de a cuchillo y guapo como pocos. Cuando ella nació, ya tenían dos hijas y dos mellizas que habían fallecido; seguían esperando el varón. La noticia de una chancleta mas, no le hizo mucha gracia; ni bien la comadrona salió de la pieza y le dijo que era otra nena, se fue de a caballo al pueblo, tomo mucho, pagó copas y dicen que esa noche peleó como nunca.
Victorina era la típica mujer de campo de principio del siglo veinte, mezcla de ranqueles y españoles, ya había tenido un marido que le había dado cinco hijos y amor antes de dejarla viuda. No tuvo muchas posibilidades de elegir y se volvió a casar; esta vez el amor estaba ausente y finalmente la conveniencia también faltó a la cita; Gerónimo la abandonó por una cuñada dejándola nuevamente sola, con cuatro nuevos hijos. Sola los crió, los alimentó y vistió, sola corría a balazos a los ladrones de gallinas, sola también curaba a sus hijos, no había para pagar “dotores”. Un te de boldo, ceniza de pezuña o remedios similares era todo lo que tenía para defender sus hijos, será por eso que perdió a las mellizas cuando tenían un añito y les dio la fiebre.
Dicen que Carmencita era muy flaquita y muy alegre, era la payasita de la familia, alegraba a los hermanos grandes con sus disfraces y actuaciones. No había mucho de que reírse y poco con que distraerse, no existía la electricidad, ni la radio ni los libros en la casita, solo trabajo duro, entonces una sonrisa de una nena de tres añitos cambiaba el ánimo de todos.
A los cuatro años empezó a leer y escribir sola, trataba de descifrar las letras de algún diario viejo y preguntaba cual era cada una. A falta de papel y lápiz, las repetía con el dedo mojado en las baldosas del patio, método barato pero efímero para la literatura. ¡Todavía se acuerda riendo que cuando terminaba la frase, se le había borrado el comienzo! Pese a todo aprendió a leer y escribir antes de ir a la escuela. Cuando cumplió seis comenzó la escuela, esa misma semana la pasaron a primero superior, no hubo felicitaciones en la casa, nadie, salvo ella, le daba la menor importancia a la escuela.
Cuando cumplió cuatro años mostró sus uñas, cuando juntó a los ocho hermanos y a Victorina en la galería y les dijo – "Ya soy grande, así que a partir de hoy, no me pega nadie, nunca mas, en esta casa", pero fue cuando tenía seis que tuvo que usarlas de verdad.
Para ir a la escuela que quedaba en el pueblo, debía pasar por el boliche donde se acodaba el padre que los había abandonado; a los pocos días salió Gerónimo increpándole que lo saludara, que era su padre ¡Carajo! y que le recibiera esa bolsa de caramelos para que compartiera con sus hermanos; ese día la flaquita le tiró los caramelos en los pies, a un gigante borracho y delante de toda la barra del boliche le dijo, -"Usted no es mi padre". Y se fue temblorosa a llorar en los brazos de su maestra.
Fue la abanderada de la escuela, y soñaba con ser maestra. Era la mejor alumna y el Negrito, su hermano un año menor, el reo mayor de la escuela; en esas idas solos los dos a la escuela en un caballo, se formó una alianza férrea que solo la rompería una escopeta del dieciséis, algunos años mas tarde. Ese sueño de ser maestra se vio frustrado por la realidad de tener que salir a trabajar. Lloró, blasfemó y sufrió lo indecible por no poder estudiar; pero se arremangó y se puso a trabajar junto a sus hermanos, sus manos supieron de ordeñes, siembras y cosechas.
A los catorce años, sintió algo caliente que le caía de la vagina, ¡era sangre!, se asustó, llamó a la mamá. Victorina se rió y le dijo – "Te hiciste mujer", y se fue. No había lugar para la adolescencia; de niña a mujer -sola y limpiándose con alguna sábana vieja hervida en el caldero- en una tarde.
9 comentarios:
Ay no!, no me dejes con la intriga (como odio los continuará, por eso no miro novelas).
Angelito: esta historia está excelentemente escrita. No se pierde el hilo del relato y nunca deja de ser interesante. Me mandás la continuación por e-mail o no te hablo más.
Espero que ahora no pase un mes para la continuación. Acá estaré, esperando
slds
A
Me alegra que te hayas decidido a escribir esta historia. Y espero ansioso lo que continuará.
Era hora que pusieras negro sobre blanco esta historia mas teniendo en cuenta cual fue lo que motivo a hacer el pozo.
Muy bueno!
Esto no es ficción, no?
Convocatoria: Cuentos de Narrativa Breve.
Si quieres compartir tus cuentos brevísimos (microrelatos, relatos breves) envíalos a cgaliani@gmail.com.
Se publicarán todos los trabajos que cumplan con estas mínimas reseñas:
a) El relato no debe superar las 200 palabras.
b) La temática es libre.
c) Las historias deben adecuarse a la estructura de un relato: debe tener un planteamiento, un desarrollo y una conclusión.
d) Cada relato deberá tener su propio título, el nombre o seudónimo del autor. Si el relato está publicado (en forma gráfica o virtual) indicar dónde.
e) Ejemplo: “El dinosaurio” de Augusto Monterroso, el cuento más breve de la lengua castellana, reúne todos los elementos de la narración en una sola oración:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
f) No existe premio ninguno, más que la satisfacción de compartir literatura.
g)Los relatos seleccionados se publicarán en www.nostamosmirando.blogspot.com
www.doncosimo.ar.nu
Muy buena historia, esperamos la continuación. A mi también me pasa como a Laura, está tan bien narrada que tiene toda la pinta de ser verídica (lo es, no?).
me encantó (lo que no me gustó fue quedarme con las ganas de más)!!!!!!
felicitaciones!!!! y vuelvo pronto para ver si ya está la segunda parte.
besos...
QUE GENIOOO!,CONOZCO ALGO DE LA HISTORIA PERO DE TUS MANOS QUIERO LEER MAS Y YA!...SOY CURIOSA COMO QUE ME CRIE EN EL VIEJO Y GRANDE BARRIO CANO......HAY MUCHAS HISTORIA AHI,ALGUN DIA DEDICALE TIEMPO A NUESTRA INFANCIA.BESOS
GABY
Publicar un comentario